Kant sostiene que el espacio y el tiempo son formas de nuestra sensibilidad. El espacio se despliega en la geometría; el tiempo, en la aritmética, que es siempre sucesión. En nuestra profesión resulta más evidente el contacto con la geometría, pero también a su práctica es inherente la aritmética, a veces relegada a una existencia árida. La arquitectura se trata de medir, pero también de contar. Los múltiples elementos que componen un edificio precisan ser incesantemente numerados, anotados, sumados, agrupados. Una tarea indispensable en la que la belleza puede tener su lugar. Quizás sea posible y hasta necesario encontrarla en una planilla de Excel.